Navegando al monte...

Durante las vacaciones una se encuentra con cosas la mar de curiosas, pero eso de subir navegando al monte... ¡ni en sueños! Oh wait...

Estábamos de vacaciones en un lugar en el que para poder marchar era precisa la bajamar. Cómo no, el día que pretendíamos partir, la marea estaba más alta imposible. Nos propusieron ir a navegar y subir al pueblo que había en la cima del monte junto con otra familia. Ellos eran 3. Nosotros 7. En los botes solamente cabían dos personas por lo que a mí me toco ir con el hijo mayor de la otra familia. Fuimos hablando durante todo el trayecto; de alguna manera, me resultaba muy fácil hablar con él. Hay que añadir, que también era una alegría para la vista (bendita imaginación). Para cuando llegamos a la cima, a mí ya me gustaba este chico (como no me acuerdo de su nombre, lo llamaremos Pepe). Los demás nos dejaron a nuestra bola, así que primero fuimos a curiosear por el pueblo. Pepe me compró seis pares de pendientes y fuimos a sentarnos en un banco protegidos por la oscuridad de la noche. Allí, ya nos comportamos como una pareja durante un tiempo (censuramos los hechos). Decidimos hacer algo distinto, por lo que bajamos a la pista de atletismo. Echamos sprints para divertirnos, de esos que me liberan por dentro. De modo que, al estar fatigada de tanto correr (nótese que he dicho correr, solamente correr), hice lo más lógico: despertar.

1 comentario:

OddBu dijo...

Yo quiero un sueño así!!!! (Con todo bien explícito ¿eh?)

Publicar un comentario