Érase una vez una cárcel a un centro comercial pegada...

Estoy en un centro comercial del tamaño del almacén de Macy's con mi amada hermanísima. Lo curioso del sitio es que para subir al piso de arriba solamente hay escaleras y tienes que cruzar todos los pisos de un lado a otro. De modo que subimos todo (supongo, pues no me acuerdo) y a la vuelta paramos en el piso de los minerales y cristales. Impresionante. Me quedo mirando todas y cada una de las piedras y para cuando me doy cuenta mi hermana ya no está en este piso.

Dejo de mirarlo todo y bajo corriendo hasta el siguiente piso. La cárcel. Ahí me junto con una chica de mi edad aproximadamente que siente tanto miedo como yo con la idea de pasar por la cárcel y ver todas las celdas. Nos dejan entrar a unas siete personas, todas asustadas. De repente, mi compañera se da cuenta de que una celda está abierta. Se nos acelera el corazón. El preso puede estar ahí. Puede estar armado.

Echamos todos a correr al parking, la salida se encuentra -ley de Murphy- en la otra punta. Pasamos al lado del que ha huído y no nos damos cuenta. Él comienza la persecución, ya que de otro modo los de seguridad se darán cuenta de lo que ocurre. Mata a todos mis compañeros y se dirige hacia mí, cuando mi instinto de supervivencia hace "¡click!", paro en seco y me pongo a caminar.

Entonces, él, un tipo oriental de unos 25 años, me dice que lo ayude a huir que no me quiere matar. Yo le digo que finja que es mi novio, él asiente. Marchamos.

2 comentarios:

Fran dijo...

Bueno, al menos sobreviviste :P

Bu dijo...

Esa era la idea ;)

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