Play it again, Boogeyman!

En mi ciudad hay una cosa que se llama "Abierto hasta el Amanecer". Y no, no es sobre nada de vampiros. Se trata de una asociación juvenil que realiza actividades en fin de semana, para que la gente salga menos a beber y se dedique a hacer otras cosas.

Esta noche yo estaba allí, en unas clases de piano. Pero no era esta ciudad tampoco. Quizá León. La chica decía que era muy fácil, que cualquiera podría hacerlo. Y de repente querían que yo fuese el profesor. -"¡Si no he dado ni 5 minutos de clase!". -"Es igual, tu mira como lo hago yo". Y se pone a aporrear el piano, literalmente, tocando teclas al azar, y sonaba una melodía preciosa. -"Tu ponte y haz lo mismo, que te vamos a pagar bien".

De vuelta mi casa (mi antigua casa por cierto), nos habían invadido los animales (tengo un problema con las plagas, lo sé). Yo iba lazo en mano, como los que usan en las perreras, intentando cazarlos a todos. Un perro, bien. Un gato. De repente aparece un puma. Me escondo tras una puerta y veo como va al salón. "Pues yo no voy a capturar a ese...". Me asomo y le veo junto a un cristal. Al otro lado hay un guepardo. Lo atraviesa y entra en la casa. "Vale, mejor el puma que parece más manso". Lo capturo con el lazo y lo llevo a la cocina.




En estas miro el pasillo y no hay ningún bicho. Me doy la vuelta, vuelvo a mirar pasados 5 segundos y aparece una cigüeña enana. "Que cosas más raras, parece que hay un vórtice dimensional en el pasillo y se están colando por aquí", pienso. Me asomo de nuevo al salón y hay una ventana abierta. "Pues no, están entrando por allí." Por supuesto, es un octavo piso, esa solución era más factible que la otra.

De nuevo a la cocina persiguiendo animales. Aparece una chica alta, rubia, de unos 3 metros. No consigo ver su cabeza, pero lleva una falda oscura y un suéter azul claro.Vuelta al salón. Me asomo por si hay bichos nuevos y veo una especie de monstruo gigante, como de dos metros, hecho de barro sólido. "Mmmmm este tiene pinta de bueno. Estoy cagado de miedo, así que voy darle un susto a ver si consigo que le entre más a él". Entro en el salón corriendo y gritando como un loco. El monstruo se asusta y echa a correr por el salón, comiéndose la mesa de cristal por el camino.

Entonces me despierta mi propio grito...

The one with the spider-crabs

Por alguna razón, suelo soñar mucho que conduzco. Esto es raro porque yo no tengo carnet y no he tocado un coche en la vida, más allá de simuladores de rally en salones recreativos (los cuales, debo decir, se me dan rematadamente mal). El caso es que en los sueños de ese tipo siempre acabo saltándome un semáforo, yendo en dirección contraria, o cosas así.

En este sueño salía de no sé dónde, una especie de cabaña en alguna parte. Llevaba una mochila con un montón de botellas de agua que posaba en el coche. Tenía que llegar impetuosamente a mi casa, una casa grande antigua, que tenía una plaga de moscas o similar. Llegó mi hermana y se puso de conductora. Arrancaba y nos metíamos por dirección contraria, así que le dije que se quitara y me dejara conducir a mi.

Cada poco aparecían planos de la casa, como si se tratara de una película. La plaga de moscas avanzaba más y más, en un plano interior se veía como estaban por dentro de las paredes. La fachada de la casa empezaba a derretirse y a llenarse de una especie de capullo viscoso. Mi hermana decía que con este coche no podríamos ir a más de 80 Km/h, que tendríamos que parar en el País Vasco. Yo le contesté que me parecía estupendo, pero que nos daría tiempo a llegar a casa antes de que anocheciera.

En estas, estaba en mi cama. Tenía calor así que abrí la ventana, y resulta que había una plaga de arañas en los alrededores. Pero no eran arañas normales, eran de tamaño y forma de una ñocla (un buey de mar), y de color verde. Maté a un par y una mancha de sangre verdosa quedó sobre mi almohada y mi sábana. Tiré al suelo los cuerpos y las otras arañas-ñoclas se las llevaban para comérselas.

Entonces me desperté. O eso creo. Sigo buscando las ñoclas debajo de la cama...

Smells like Kurt Cobain


Caminamos las dos dirección al portal sabiendo quién nos esperaba allí pero, al mismo tiempo, las dos esperábamos a alguien distinto.

Es decir, Kurt Cobain vivía en mi portal. Sin embargo, vivía en mi portal porque era el vagabundo del lugar. Añadir que consumía drogas no sería nada nuevo, la verdad.

El propósito de la visita era, ni más ni menos, que mi amiga conociera al músico quien siempre fue su ídolo. No obstante, Cobain se encontraba totalmente deprimido, se negaba a que lo vieran así. Poco a poco, fui convenciéndolo de la belleza de la vida y justo cuando estaba consiguiendo que accediera, desperté. Mi amiga nunca conocería al vagabundo de mi portal.


Bang! Bang! Bang!


Cuando por fin me arroparon la noche y los sueños, la acción pasó a un primer plano. Esto sería una terraza de un cuarto piso en frente de otra. Cinco chicas en una con comida y pistola, un chico al que llamaremos Joe Doe en la otra. Una terraza contra la otra, buscando la muerte del contrincante. Me hice cargo de la pistola, apunto y disparo.


¡Mierda! ¿A quién se le ocurre fabricar una pistola cuya trayectoria constituye un perfecto ejemplo de tiro parabólico? Hay que tener mala leche ¿eh? Con un arma así como única defensa y ataque, ¿qué mejor que despertar?

A fucking knight-errant

Esta noche he tenido un sueño larguísimo. De esos que parece que llevas 7 horas durmiendo. Sin embargo, cuando me desperté sólo eran las 3:30 de la mañana, y apenas recordaba nada de lo soñado. Cogí el móvil y apunté lo que todavía estaba en mi cabeza, pero son una serie de cosas inconexas.

Recuerdo estar con tres amigos en una especie de parque acuático. Había una atracción en la que te montaban en un coche (sí, un coche normal y corriente) y te tiraban por un "hiper mega super chachi tobogán que te cagas" y que daba un miedo horrible. Yo era muy reacio a subir, no tengo miedo al agua ni a las alturas, pero lo pintaban muy mal. Después de convencerme durante un rato largo, al final accedí. Y el tobogán era una mierda. Se acabó muy pronto, y no me dio nada de miedo.

Luego estaba saliendo de una discoteca con unos amigos. Me cruzaba de frente con un chico que conozco del instituto (que era un borde considerable, aunque conmigo siempre se llevó bien), pero ninguno saludó al otro. De la que salía una amiga, el chico se enganchó con una pulsera que llevaba, se la rompió y se hizo una herida en la mano. Entonces la encaró con intención de pegarla (o eso me pareció a mí), así que me metí por el medio para pararle los pies. Él soltó algo del tipo "Nunca cambiarás, siempre has sido un puto caballero andante". Y simplemente se fue, sin más.



Tras eso intentamos volver a casa, pero nos perdimos. Íbamos por una especie de descampado, como si fuera un pueblo. Había un montón de zarzas y se me pegaron muchas en las piernas y los pies y me hicieron mucho daño. Luego me enganché con una tela de araña y empezaron a caerme un montón de ellas encima.

De nuevo estaba solo, camino a la universidad para coger un autobús que me llevara a otra ciudad. Me crucé con un tren, un Talgo que iba por raíles pero que a mitad de la ciudad saltaba de ellos y seguía por la carretera como si nada. Casi me atropella. Lo esquivé como pude y seguí caminando. Lo siguiente que recuerdo es estar agarrado a un autobús por la parte de abajo, esperando que me llevara a alguna parte. Pero no llegaba. No llegaba nunca...

Yo dawg I heard you like...

... dreaming, so I put a dream on your dream, so you can dream while you dream.

Íbamos 3 amigos -una chica y dos chicos- y yo paseando por lo que se supone que es el Boulevard de San Sebastián yendo hacia donde en teoría hay un puente. Sin embargo, cómo no, en este caso no había puente por ningún lado. Es más, si no cruzas el puente en teoría hay un paseo que en mi sueño se ha convertido en una especie de playita perdida.

Bien, íbamos 4 personas por el Boulevard, cuando las dos chicas decidimos que era una estupenda idea ir a esa playa tan acogedora e íntima. Torcemos en la esquina y nos encontramos con que en esa playa hay una especie rarísima de pájaro llamada Wobbuffet -como el Pokemon, sí-. Nos quedamos las dos mirando porque llegamos antes al sitio en cuestión y les decimos a los chicos que se acerquen.

Al igual que en los demás sueños con playas de por medio, las olas triplican su tamaño por momentos y la marea sube rápidamente. Yo, asustada, me dispongo a salir corriendo de allí, pero mis amigos no parecen reaccionar pues no cesan de mirar los Wobbuffets tan extraños que han ido a parar allí. Los abandono a su suerte, el instinto de supervivencia requiere mi atención. Corro. Huyo. Salgo de allí. No hay esquina que torcer. Es todo playa y las olas siguen creciendo implacables.

Despierto. Ha sido un sueño. Agudizo mi oído porque oigo voces que provienen del baño. Reconozco la voz de mi hermana, así como la de mi madre que están despotricando contra mí. Me hago un ovillo.

No quiero oírlo. No quiero oírlo. No quiero oírlo.

Ahora sí, despierto. ¡Bendito despertador!

Tus deseos son órdenes

Imaginaros por un momento que os conceden todos los deseos que siempre habéis querido. ¿Molaría, eh? Eso pasó en mi sueño... a todo el mundo, excepto a mí.

No sé qué estaba haciendo, pero estaba en el patio de mi casa (que, efectivamente, es particular, y cuando llueve se moja). De alguna manera pedí un deseo al universo, y me lo concedió. Pedí que los deseos de todas las personas se hicieran realidad. Y vaya que si se hicieron...

Lo siguiente que recuerdo es estar en un taxi. Sonó un pitido y el taxista dijo algo así como -"¡Eh! ¡No tenemos gasolina!". Yo puse cara de circunstancia, él cerró los ojos y el depósito se llenó. -"Ya está, no te preocupes".

Al principio la cosa iba bien. La gente pedía pequeñas cosas, y muchos ni se daban cuenta de que realmente sus deseos se estaban cumpliendo. Personas queridas que regresaban a casa, amores que se correspondían...

Pasaron 2-3 días, y la ciudad evolicionó como si hubieran sido 200-300 años. Había máquinas que lo hacían todo por ti, no tenías que esforzarte por nada. Los deseos de todo el mundo se cumplían, excepto los mios. Por más que deseara algo, no pasaba. Entonces la cosa empezó a ir mal. La gente era infeliz por ser feliz. Es decir, cuando tienes lo que quieres, cuando quieres y donde quieres, dejas de apreciar las cosas. Comenzaron las peleas, los disturbios, y la ciudad se volvió un caos...

Así que hice otro pacto con el universo. Cogí un papel y escribí "Deseo que las cosas vuelvan a ser como antes". No pasaba nada. Claro, faltaba la firma. "El Hombre del Saco". El único deseo que se me podía conceder. Y sucedió, nadie recordaba nada excepto yo. Supongo que no estamos preparados para que todos nuestros deseos se vuelvan realidad. Pero alguno de vez en cuando no está mal... Como dice Bu: you wish.

Me río de Janeiro

Empezar la noche a ritmo de vals puede llegar a ser agotador si lo que ocurre posteriormente se parece a esto que os voy a contar. Voy por la calle con dos amigas -matiz: amigas en el sueño- y se nos une un conocido con el que me pongo a bailar un vals en mitad de la calle. Como tengo que irme a casa, me despido y me dirijo al portal. Subo en un ascensor rarísimo (no sé qué tengo yo con los portales) y llego a casa.



Lo siguiente que recuerdo es quedar con los amigos e irnos a cruzar una especie de río aunque no estoy segura de si era un río. La cuestión es que una del grupo, cruza el río de un salto, se da media vuelta y nos dice que crucemos nosotros también. En éstas, aparece un cocodrilo feísimo y rarísimo. Es como si fuera uno de estos hinchables pero con un ojo en Shangai y el otro en Minnesota. se lanza hacia nosotros, así que intentamos huir ya que consigue cruzar el río de un salto él también.

En este punto del sueño, todo se convierte en una película de ¿terror?. El cocodrilo mete en un coche a una mujer que está casada y tiene dos hijos -niño y niña-, después se mete él en el asiento del conductor y llama a casa de la mujer. Contesta la niña, el cocodrilo empieza a hablar con ella y pulsa el botón número uno que tiene el coche. Entonces la niña se vuelve loca quedando a merced del cocodrilo...

Teen Wolf

Hoy ha habido sueño por partida doble. El primero está demasiado confuso, y el segundo... ojalá lo estuviera.

Empezamos con el autobús del calimocho. Sí, sí, era un autobús propiedad de un amigo, el cual rebosaba calimocho por todas partes. Tu ibas al conductor y ahí al lado había un grifo de calimocho, ibas al baño y no podías lavarte las manos, porque salía calimocho. Pero tenía escasez de vasos, así que le dije al conductor que se parara para buscar más. Me bajé en una especie de parque, donde había gente bebiendo (¿adivináis qué?). Pero no encontraba vasos por ninguna parte, hasta miré en una papelera. En mi frustración pensé, "Pues nada, cojo un vaso sucio, lo limpio y a correr". Intenté hacerlo en la fuente del parque, pero era de calimocho, y no había manera. Al final conseguí un chorrillo de agua en algún sitio olvidado. ¿Lo peor del sueño? No recuerdo haber probado el calimocho. Probablemente era sin mora.

Entre este sueño y el siguiente, recuerdo soñar que era la hora de levantarse. Me fui al PC, abrí Tuenti y nadie me había escrito nada, por lo que me puse triste y pregunté por qué no me escribían. Luego me fui a la cama de nuevo.




El próximo sueño es de esos que te gustaría olvidar. He de deciros que, generalmente, suelo tener cierto control en muchos de mis sueños. No en ésta ocasión. Era un mero espectador de lo que pasaba en mi propio cuerpo. Y lo que pasaba, amigos míos, no era nada agradable.

Sé que antes de lo que os voy a contar ahora pasó algo, pero no sé el qué. El caso es que me fui a casa de una de mis mejores amigas (casa localizada donde ahora hay un kebab), a una fiesta. Probablemente era una excusa para continuar la fiesta del autobús. Allí estaban mis mejores amigos, esos a los que quieres y con los que te gusta pasar buenos ratos. Pero... la cosa se torció un poco.

En un momento de la fiesta, yo me convertí en hombre lobo. Lejos de sorprenderse, mis amigos se empezaron a reir. Me acusaron de que era débil para el grupo, que no podía seguir con ellos, y que tenía que morir. Así que se transformaron todos en hombres-mujeres lobo, y se lanzaron a por mí. Mi amiga, la de la fiesta, dió el primer mordisco. Todos me mordían con saña. Yo fui cayendo al suelo poco a poco, hasta que perdí la consciencia. Me separé del cuerpo y me vi a mi mismo, en un charco de sangre, con la carne arrancada e inconsciente. Estaba muerto. O eso creía...

Pasó un día y nadie movió mi cadáver. Hasta que, de alguna manera, volví. Me desperté, me levanté del suelo y vi a una de mis amigas, que me miraba atónita. Me gritó -"¡No es posible, deberías estar muerto!". Yo le dije -"Parece que no soy tan débil como pensábais. Tengo nuevos poderes". Y le arranqué la cabeza. De cuajo, sin pestañear. Según cuentan, era la manera más efectiva de matar a un hombre lobo. Me miré las manos. Estaban cubiertas de sangre, y a mis dedos les faltaba carne. La carne que se habían comido.

El resto del sueño os lo podéis imaginar, no lo describiré aquí. Pero deciros que fue una venganza cruenta, cazando a mis amigos uno por uno. Lo de uno por uno es un decir. Recuerdo un momento en el que estaba en un almacen luchando contra 5 de ellos. Y yo ganaba. Les arranqué la cabeza a todos.

Al final llegué a un sitio donde había una cama, me quité la piel de hombre lobo (literalmente), y me acosté. Cuando me desperté, me miré las manos de nuevo. Eran humanas, y estaban completamente regeneradas. Me fuí al espejo, y vi reflejado a un hombre escandinavo, de pelo largo y rubio. Vestido de uniforme. Era policía. En el espejo había una nota que decía: "Lo de los hombres lobo era una mentira, pero no había manera de convencerte". Como si todo hubiera sido producto de mi imaginación.

Me fui a tomar un café, y a mi lado se sentó un jefazo de no se qué empresa. Puso la cafetera en alto y empezó a flotar y a echar el café sola. En ese momento sonaba "Paramore - The Only Exception". Era el móvil. Por fin se había acabado...


Recuerdo y no recuerdo el sueño de anoche... Érase una biblioteca... ¡No! Érase una clase con mesas demasiado altas con la profesora de matemáticas dando... ¡No! Érase una fiesta laberíntica... ¿En un lugar del portal de cuyo nombre no quiero acordarme? No lo sé...


Bueno, la cuestión es que independientemente del lugar, mi cubata era muy extraño. Lo que debía haber sido vodka naranja, terminó siendo un vaso casi lleno de gin y una pizca de una botella rarísima de naranja.

Mi teoría es que me lo bebí de trago y por eso tengo tanto cacao mental sobre qué hice o dejé de hacer por la noche...

La aventura de la sangre en la nariz

Esta noche ha dormido la gata en mi habitación. Esto no sería relevante, si no fuera porque se dedicó a maullarme para que jugara con ella hasta las 2:10 de la mañana, momento en el que mi cansancio no podía más y sucumbí. Pensé que, puesto que estaba bastante echo polvo no recordaría mi sueño. Por desgracia ha sido uno de esos sueños que tienen un principio y un final en el momento en que los sueñas, pero ahora lo recuerdo todo mezclado, por lo que al contarlo sonará muy confuso (iba a sonar así de todas maneras).

El primer recuerdo que tengo es que un amigo (con el que no hablo hace... años) me diera un sobre con unos cuantos euros, aunque había mezclados dolares, libras y alguna cosa más. El caso es que, de alguna manera, yo sabía que contenía 4.000 euros. ¿Por qué hizo eso? Mi amigo quería que me fuera a Madrid, a Sevilla y a Cambridge a buscar 3 partes de una reliquia, un libro, o algo similar, que juntos valían un montón de pasta. Así, en frio.

Reconozco que lo primero que pensé fue "Este quiere que le haga el trabajo sucio, acepto y luego me quedo con las reliquias". Aunque el sueño no dió para buscarlas todas. Tras eso me entregó una especie de mapa (que no entendía ni la tía que Bu tiene en Cuenca), dijo que él tenía que ir a trabajar y que me las apañara. En realidad esas eran las zonas, pero no los lugares. En Madrid había que ir por una especie de ruta peligrosa para deportes extremos. Y en Sevilla había que desviarse hacia la costa, a unas islas que había enfrente.

Lo primero era buscar un sitio para conectarme a Internet a buscar pasajes de aviones. Me acerqué a un cibercafé que tenía un amigo de mis padres (al que tampoco veo hace un par de años, y no, no tiene un cibercafé), pero de la que yo llegaba él se fue sin saludar, así que me puse a intentar adivinar la clave de los ordenadores. Oye, que no me apetecía pagar, pero no lo conseguí. Así que me eché en el suelo, al borde de un lago que apareció de la nada. Y en esto que me empieza a sangrar la nariz. Me voy corriendo al baño tapándome como puedo, me limpio y salgo. Y toda la gente que estaba allí empieza a reirse de mí. Recuerdo mirarles, y todos eran el típico perfil de freak: regordetes, gafas. ¡Se reían de mí porque me sangraba la nariz! Me sentía como en una serie de anime después de haber visto algo sexy.




El caso es que de repente estaba mirando los precios de los aviones. 700 € un viaje a Sevilla, jo-der. Pues nada, en coche. Entre todo esto, no paraba de hablar con gente por teléfono (me pregunto por qué). Mi amigo me llamaba cada poco para preguntarme qué tal la búsqueda, otro amigo también... Y la gata me perseguía por todas partes, maullando.

Ahora estaba en mi casa (que no era mi casa), tumbado en la cama, y llegaba un montón de gente de cuando hice el módulo de informática. - "¡El Hombre del Saco, es la entrega de diplomas!". -"Joder, si estoy en pijama". Me entregan una mochila, donde hay unas camisetas de regalo. Y llegan a darnos los diplomas. Yo tan tranquilo en pijama, ni me inmuto. Un compañero intenta meterme latas de Coca-Cola vacías en la mochila. Me cabreo y se las tiro a la cara. Debe ser que las camisetas no me gustaban mucho.

De repente pican al timbre de abajo. Me voy corriendo a la puerta (ésta vez sí que era mi puerta) y abro. Miro por la mirilla. Se ve borroso. Aparece una sombra que pica al timbre... y suena la alarma del móvil. Las 8:30. ¿Dónde narices está mi dinero?

Menú degustación

La noche de hoy, ha sido mínimamente curiosa. Aunque ahora mismo tengo un terrible cacao mental con lo soñado, me acuerdo de ciertas cosas que me dispongo a contaros en las siguientes líneas.


En primer lugar, recuerdo estar en la biblioteca de la universidad con un compañero, creo que, huyendo de una compañera plasta hasta la saciedad. Me suena haber estado subiendo y bajando escaleras...

En el siguiente sueño que recuerdo -porque dudo que guarde relación con el anterior- yo me había convertido en un perro. Ignoro tanto la causa de mi transformación como dato alguno sobre mi nuevo look. Sin embargo, recuerdo estar en una calle (supongo) esperando a que comenzara algún desfile o espectáculo mientras otro perro me contaba las curiosidades de la vida canina. Lo único que recuerdo de lo que me ha dicho es que no le gusta el olor a menta...

Finalmente, un amigo y yo (no recuerdo la cara del amigo) hemos ido a comer a un restaurante en el que unos supuestos compañeros nuestros eran clientes habituales. Nos hemos sentado en la misma mesa que ellos y nos hemos fijado en qué estaban comiendo. Al llegar la camarera, la conversación ha ido algo así:

Camarera: ¿Qué queréis tomar?
Amigo: Hmmm... Un nosequé para picar y luego, yo tomaré chipirones.
Camarera: Muy bien, ¿y tú?
Bu: Yo tomaré macarrones.
Camarera: ¿Sabes cómo son?
Bu: ... ¿eh?
Camarera: ¿Sabes si llevan alcachofas?
Bu: No lo sé...
Camarera: No, los macarrones no llevan alcachofas. A él se lo he hecho especial.
Compañero: Es que somos habituales...





Mi sueño de esta noche está muy confuso, aunque recuerdo ciertas cosas. Por ejemplo, sé que soñé con Bu, empeñada en invitarme a algo (probablemente a los macarrones con alcachofas que tanto le gustan).

Más tarde me transladé a mi trabajo, que en realidad no eran mis oficinas, pero había gente que trabaja conmigo. Allí libré un combate a muerte con... ella misma. Sí, queridos lectores, con la muerte. No sé cómo fue el combate, ni siquiera el aspecto que tenía, pero el caso es que la vencí. Quizá incluso la muerte tiene miedo del Hombre del Saco. Tras eso, en una mesa cercana, apareció todo un elenco de regalos freaks: figuras de coleccionista, espadas y dagas, lamparitas con aspecto de duende (y no, no guardo el deseo oculto de tener lamparitas de duendes). Como puse cara de estupefacción, un Mazinger Z a buena escala se encargó de explicarme que ese era mi regalo por derrotarla, como si de un juego de rol se tratara. Y ahí me fui, a decirle a una compañera que me ayudara a transladar todo eso.

Luego aparecí en un supermercado. Comprando bizcochos. O magdalenas.

Finlandia, el extraño país...

Mi sueño de esta noche ha sido, por demás, curioso. Ha abarcado de mi casa a Escandinavia. Por lo visto, un grupo de gente, hemor partido hacia Finlandia con el fin de excavar allí. No recuerdo el viaje, pero sé que una vez instalados no he excavado ni un ápice. Es más, me he sacado el carné de conducir y me lo han quitado, ya que allí se debe de pasar una prueba extranísima en mitad de la carretera. Como si los finlandeses supieran que has aprobado el examen ese mismo día. Ha habido un incendio en un bosque en cuyo centro vivía una familia conocida. Por ello, los hemos sacado de allí. Después, gente del grupo ha jugado a algo parecido al fútbol, no preguntéis qué era que no lo he entendido... Más tarde, nos ha tocado a una amiga y a mí cuidar del campamento. Y claro, se ve que en Finlandia es divertídismo saltar encima de los coches del parking y cuando llega el guardia, joven y guapo, te lo ligas. Así de sencillo. Entramos todos en la casa y, como es lógico, en el hall hay una piscina enorme. Hay que añadir, que parece que según traspasas la puerta, se te pone el bañador -no es que te lo pongas tú, no-. Magia escandinava, señores. "Ya que estamos aquí, habrá que bañarse en la piscina" digo yo. Dicho y hecho. Me dirijo a la calle en la que supuestamente está un amigo nadando. ¡Dios que manera de nadar! Nunca he visto, ni he soñado con alguien tan rápido a nado. Eso sí, yo tengo que nadar justo en esa calle. Así que, me tiro de cabeza y me quedo en el fondo de la piscina -para hacer hueco a mi compañero, que ya estaba de vuelta-. Me quedo bajo el agua un rato considerable y me cambio de calle como si nada...

He despertado.

Y a dormir...

Buenas tardes a todos,

Se acerca la noche, fuente de inspiración para este blog. Muchas veces nos levantamos por la mañana confusos por el ajetreo nocturno. Si es que, yo, Bu, hago más ejercicio soñando... Es una pena que no tenga efecto en el cuerpo ¿verdad?

Nuestro objetivo es compartir los sueños, tanto nuestros como vuestros. Por ello, hemos creado dos correos electrónicos a los que podéis mandar vuestras experiencias por así decir:


El Hombre del Saco y Bu os deseamos dulces sueños... ¡y que los compartáis!