Menú degustación

La noche de hoy, ha sido mínimamente curiosa. Aunque ahora mismo tengo un terrible cacao mental con lo soñado, me acuerdo de ciertas cosas que me dispongo a contaros en las siguientes líneas.


En primer lugar, recuerdo estar en la biblioteca de la universidad con un compañero, creo que, huyendo de una compañera plasta hasta la saciedad. Me suena haber estado subiendo y bajando escaleras...

En el siguiente sueño que recuerdo -porque dudo que guarde relación con el anterior- yo me había convertido en un perro. Ignoro tanto la causa de mi transformación como dato alguno sobre mi nuevo look. Sin embargo, recuerdo estar en una calle (supongo) esperando a que comenzara algún desfile o espectáculo mientras otro perro me contaba las curiosidades de la vida canina. Lo único que recuerdo de lo que me ha dicho es que no le gusta el olor a menta...

Finalmente, un amigo y yo (no recuerdo la cara del amigo) hemos ido a comer a un restaurante en el que unos supuestos compañeros nuestros eran clientes habituales. Nos hemos sentado en la misma mesa que ellos y nos hemos fijado en qué estaban comiendo. Al llegar la camarera, la conversación ha ido algo así:

Camarera: ¿Qué queréis tomar?
Amigo: Hmmm... Un nosequé para picar y luego, yo tomaré chipirones.
Camarera: Muy bien, ¿y tú?
Bu: Yo tomaré macarrones.
Camarera: ¿Sabes cómo son?
Bu: ... ¿eh?
Camarera: ¿Sabes si llevan alcachofas?
Bu: No lo sé...
Camarera: No, los macarrones no llevan alcachofas. A él se lo he hecho especial.
Compañero: Es que somos habituales...





Mi sueño de esta noche está muy confuso, aunque recuerdo ciertas cosas. Por ejemplo, sé que soñé con Bu, empeñada en invitarme a algo (probablemente a los macarrones con alcachofas que tanto le gustan).

Más tarde me transladé a mi trabajo, que en realidad no eran mis oficinas, pero había gente que trabaja conmigo. Allí libré un combate a muerte con... ella misma. Sí, queridos lectores, con la muerte. No sé cómo fue el combate, ni siquiera el aspecto que tenía, pero el caso es que la vencí. Quizá incluso la muerte tiene miedo del Hombre del Saco. Tras eso, en una mesa cercana, apareció todo un elenco de regalos freaks: figuras de coleccionista, espadas y dagas, lamparitas con aspecto de duende (y no, no guardo el deseo oculto de tener lamparitas de duendes). Como puse cara de estupefacción, un Mazinger Z a buena escala se encargó de explicarme que ese era mi regalo por derrotarla, como si de un juego de rol se tratara. Y ahí me fui, a decirle a una compañera que me ayudara a transladar todo eso.

Luego aparecí en un supermercado. Comprando bizcochos. O magdalenas.

5 comentarios:

OddBu dijo...

Como el chiste: Magdalenas, no te jode!

fo dijo...

el tag aksurdo e ida de pinza son como innecesarios. Os veis fuertes como para soñar No-Idas de Pinza o no-Aksurdeces? :D

Bu dijo...

Hmmm... La verdad es que sí... Soñar con sacar un 3 en lengua no es tan incoherente por ejemplo.

El Hombre del Saco dijo...

¿Pero y si sueñas que sacas 3 lenguas? ¿Eh? ¿Eso donde entra?

Bu dijo...

No es el caso.

Publicar un comentario